Hoy nos toca despedir a Miguel, uno de nuestros jefes y amigos, que tan merecidamente se ha ganado este tiempo libre.
Desde muy pequeño y debido a circunstancias familiares tuvo que ayudar a su madre Gregoria en el taller de azogados (fabricación artesana de espejos), labor que continuó desarrollando junto a sus hermanos con la construcción de las actuales naves industriales en 1982 y la constitución de Vidriera Arandina en 1997.
A lo largo de todos estos años Miguel ha contribuido al desarrollo de la empresa en todos los ámbitos, destacando notablemente en las áreas de manufactura, templado e instalaciones en obra.
A nivel personal destacamos su compromiso, humildad, profesionalidad y dedicación al trabajo durante los más de 50 años que ha pasado entre vidrios.
Ahora le toca disfrutar de este tiempo que se ha ganado a base de esfuerzo, paciencia y trabajo. Le deseamos que lo aproveche al máximo en compañía de su familia y amigos, y que de vez en cuando nos visite para seguir disfrutando de esta empresa que con tanto esfuerzo ha ayudado a levantar junto con sus hermanos.
Muchas gracias por todo Miguel.